Desde el mismísimo instante que vi la estatua al borde del mar en la Cienaga de Zapata en Cuba, pensé que aquella estampa debía pertenecer a un poema, entonces aún no sabía a cual, ni sabía de quien pero lo buscaría y los úniría para siempre, ha pasado algún tiempo pero finalmente lo encontré y hoy mismo se casarón, y ya para siempre la bella imagen y el hermoso poema de un grande «Cesar Vallejo».
…
Hasta el día en que vuelva, de esta piedra
Nacerá mi talón definitivo,
Con su juego de crímenes, su yedra,
Su obstinación dramática, su olivo.
Hasta el día en que vuelva prosiguiendo,
Con franca rectitud de cojo amargo,
De pozo en pozo, mi periplo, entiendo
Que el hombre a de ser bueno, sin embargo.
Por Cesar Vallejo